Tropa de Sikus de Italake (Conjunto)

Contexto histórico

Los sikus se constituyen de modo dual y complementario. De este modo, cada instrumento tiene una escala sonora que está distribuida en dos medias flautas, denominadas arka e ira. Ambas son tocadas en pareja por músicos que van complementando sus sonidos de modo alternado, tejiendo una melodía sonora. En una sikuriada existen pares de flautas de pan que varían en sus tamaños, existiendo ejemplares pequeños, medianos y grandes, denominados en aymara ch’uli, malta y sanka respectivamente. Todos los pares de sikus van tocando la misma melodía al unísono generando una gran masa sonora polifónica. Su interpretación es acompañada por instrumentos de percusión que pueden variar según cada localidad como bombos, cajas y platillos. (Pérez De Arce 2021). 

Esta tropa de Sikus proviene de un sector de Bolivia en el territorio de Italaque. Fue adquirida el año 2011 por el ilustrador chileno Alex Olave en La Paz. En su viaje él quería contactarse con la música andina, para ello, estuvo buscando a los hermanos Carlos y Julio Arguedas, dos connotados folcloristas del país. Fue así como llegó al teatro Huara-huara en el centro de La Paz. Ahí conoció a Carlos quien lo llevó a conocer al maestro luriri- fabricador de instrumentos- Felipe Torres, quien bajaba desde las comunidades altoandinas a vender sus instrumentos en la ciudad. Tras entablar un espacio de confianza y conversación el maestro Torres le ofreció la venta de esta tropa de sikuris. Entre los relatos y memorias que guarda Alex, sobresale el hecho de que estos instrumentos fueron afinados con el sereno de una cascada del territorio de Italake. El sereno es una entidad que está presente en diversas comunidades a lo largo de Los Andes. Cuenta Mercado (1998)  que se trata de una esencia o espíritu de género ambiguo encargado de afinar los instrumentos y también de  susurrar melodías a los músicos para que estas se desplieguen en las fiestas del calendario agrícola (Olave 2024).